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MICRORRELATOS, RELATOS Y OTROS CUENTOS

Enlace para leer o descargar en PDF, completamente gratuito, la versión reducida de Microrrelatos, relatos y otros cuentos. Próximamente, saldrá a la venta el libro con todos los relatos y microrrelatos. Entre ellos, uno muy especial: el microrrelato más corto escrito nunca –que conozcamos– (cinco palabras para contar una historia sorprendente).

Puedes ver las críticas, según las vayamos publicando. Algunas respuestas han resultado sorprendentes.

Os ofreceremos críticas de microrrelatos y relatos incluidos tanto en la versión reducida como en la edición final, que tendrá muchos más microrrelatos y relatos, y que saldrá próximamente a la venta con un precio de lanzamiento muy especial y regalos asegurados. La versión reducida, gratuita completamente, la puedes descargar o leer pinchando aquí.

Es interesante cómo juegas con la famosa frase de Monterroso para crear una nueva reflexión sobre la condición humana. Al igual que en el microrrelato original de Monterroso, tu versión crea una sorpresa y una paradoja que invita a la reflexión. Sugiere que, a pesar de nuestras percepciones o acciones, la vida sigue su curso imperturbable. Es una afirmación de la continuidad de la existencia más allá de nuestras experiencias individuales.

Pero a diferencia del dinosaurio de Monterroso, que simboliza un mundo extinto y lejano, el microrrelato parece referirse a la vida en un sentido más amplio y universal. Sugiere que, incluso en los momentos más difíciles o transformadores de nuestra existencia, la vida persiste y nos espera del otro lado del sueño o la inconsciencia.

Tu microrrelato también juega con la idea del despertar en un sentido metafórico. Podría interpretarse como una invitación a despertar a una nueva conciencia o a una nueva forma de ver la vida. Sugiere que, a veces, necesitamos un “despertar” para darnos cuenta de la continuidad y la permanencia de la existencia más allá de nuestras preocupaciones o sufrimientos momentáneos.

En resumen, considero que tu microrrelato es un homenaje ingenioso y sugerente a la obra de Monterroso. Logras capturar la esencia de su estilo conciso y sorprendente, al tiempo que introduces una nueva capa de significado y reflexión.

Tu microrrelato invita a pensar sobre la naturaleza de la vida y la condición humana desde una perspectiva universal y atemporal. Enhorabuena por este logrado homenaje a uno de los maestros del microrrelato en lengua española.

BLV edición / Caligrama: presentan

EL VUELO DEL PEREGRINO

EL VUELO DEL PEREGRINO (VERSIÓN AMPLIADA)

«El planteamiento es muy original, intriga casi desde el inicio, en un crescendo que no para de desconcertar al lector, que pasa por toda clase de sospechas».

«El autor escribe con oficio, maneja con habilidad los recursos y ha levantado con solidez la tramoya argumental».

«Consigue crear una atmósfera angustiosa, inquietante…».

«Utiliza sutiles detalles que hacen singular la novela».

«En El vuelo del peregrino hay escenas y descripciones tremendamente cinematográficas».

El vuelo del peregrino es un thriller inquietante en el que un hombre de vida apacible debe enfrentarse de repente a la intolerancia, a la violencia, a la guerra, a la lealtad y al amor mientras intenta descubrir la razón por la que todo alrededor ha cambiado. Buscará respuestas y una solución en la ciencia, en la medicina y en su propio interior, lo que le obligará a plantearse la esencia del yo, de la consciencia o del alma.

Publishers Weekly, también conocida como PW, es una conocida revista norteamericana semanal de noticias sobre comercio literario dirigida a editoresbibliotecarios, libreros y agentes literarios. Publicada de forma continua desde 1872, se ha ganado el lema de ser La Revista de Actualidad Internacional de la publicación y venta de libros. Con 51 números al año, está especializada en las reseñas de libros.

ARTÍCULOS

ESTRELLA DIGITAL (periódico digital)

‘El vuelo del peregrino’, un inquietante thriller psicológico, inspirado en increíbles situaciones reales, que juega con los límites de la consciencia.

Vicente Mínguez presenta una sorprendente novela titulada ‘El vuelo del peregrino’. La mezcla de psicología, suspense y lo que parece ciencia-ficción, aunque realmente no sea así, convierten esta historia en una de las más atractivas de los últimos años de la que podría hacerse una versión audiovisual.

Adyton Corbán es un hombre casado, de 39 años, que trabaja como asesor en una consultora financiera. Cansado de su tedioso empleo, una mañana decide escapar para dar un reconfortante paseo por la ciudad. Lo que no podía imaginar era que el encuentro en un café con una extraña vagabunda iba a cambiar su futuro por siempre. Poco después de verla, Adyton comienza a sufrir una especie de alucinaciones que le hacen intercambiar su cuerpo con el de otro hombre, una persona totalmente contraria a él. Su único objetivo ahora no es escapar de la rutina, sino averiguar qué le ha llevado a esa desesperante situación que amenaza su matrimonio, su trabajo y su cordura.

Vicente Mínguez presenta el repentino descenso de un tipo normal que se ve empujado a salir de su confortante despacho a la guerra en Afganistán. De la mano del protagonista, el lector conoce las historias de los diferentes personajes, historias que enganchan, que poseen tantos matices como la propia realidad. Se deja llevar por las inexplicables situaciones que vive Adyton, el narrador, el cual encandila al público al tiempo que le mantiene en vela por desentrañar el secreto de la trama. Los lectores formulan conjeturas, se hallan en pleno aprendizaje como él. Parten de su mismo folio en blanco, una hoja en la que deben ir apuntando las premisas, los actantes y los hechos. Todo debe estar conectado por algún elemento que se escapa a la razón, pero ¿cuál es?

    “Los escenarios de la novela están elegidos después de una celosa labor de documentación. Buscaba emplazamientos que escoltasen al protagonista en su periplo, pero que también formaran parte de él mismo de alguna manera, como una continuación de lo que después irá desvelando la narración”.

Los instantes, los secretos se amontonan y precipitan haciendo entrar al lector en una espiral de la que no puede salir. Es más, no querrá salir. Vicente Mínguez le coloca en mitad de un misterio que debe desentrañar y le atrapa en ese laberinto antes de que pueda darse cuenta. Como buen guionista, el autor maneja los tiempos con soltura, repartiendo la información y las pistas en un esquema compacto que transporta de la primera a la última página con hechizo. Hace crecer el interés cada vez más, sin puntos que flaqueen o tiren la historia por tierra. Sus habilidades literarias son innegables. El vuelo del peregrino mantiene en sus páginas un nivel sobresaliente, con descripciones amplias y tremendamente visuales que sitúan al público perfectamente en todo momento. No hay hastío o cansancio al viajar de una historia a otra, puesto que el libro tiene un rumbo claro y firme.

    “Quería que algunas escenas tuvieran un estilo cinematográfico porque lo consideraba necesario para capturar un determinado carácter dramático en ciertas situaciones. En otros momentos, utilizo un tono más reflexivo para enfatizar algunos conceptos, pero que se manifiestan de una manera consecuente con la historia, con el argumento y con lo que es una narración literaria de suspense”.

Precisamente, la novela mezcla dos existencias opuestas para convertir el relato en un pensamiento más complejo La novela es un reflejo de la vida: nunca se sabe lo que va a pasar, hacia dónde llevan los caminos ni hasta qué punto la elección de ese camino es libre. Con cierta frecuencia, suceden imprevistos que interfieren en la normalidad del día a día. Hay luz, hay oscuridad; bien y mal. El mundo parece estar construido sobre fuerzas opuestas que a veces derivan en caos y otras en equilibrio. No puede darse nada por hecho, las cosas no salen siempre como anhelamos y hasta un plácido paseo tiene consecuencias en esa balanza. Un simple click basta para hacer tambalear la cuerda que se halla los nuestros pies.

Y en la inestabilidad, los recuerdos amarran paradójicamente a la realidad, manteniendo a flote el juicio. Si bien el tiempo, la distancia y la propia memoria pueden desvirtuar la realidad, pues esta no es más que la propia versión de cada uno sobre la misma. ‘La percepción de las cosas, de las sensaciones y de todo lo que conforma la realidad no deja de ser una vivencia individual que solo puede validarse parcialmente’. De esta manera, ¿las cosas se guardan en la mente como fueron o como cada uno cree que sucedieron? No hay más prueba de un hecho que la mera creencia en un recuerdo, en que eso ha ocurrido de verdad. Por ello, cada trama del relato plantea más y más dudas. El protagonista no volverá a tener seguridad hasta que consiga averiguar qué sucede –y el lector tampoco–.

    “Desde el primer momento, el aspecto psicológico fue la base sobre la que quería construir los cimientos de la historia. Era algo que me intrigaba desde hacía tiempo. De hecho, escribí el borrador inicial al amparo de un planteamiento y un desenlace en el que la percepción psicológica permitiera indagar en lo que conocemos de la mente humana, del cerebro y de su funcionamiento. A partir de ahí, se abrieron otros caminos en los que la ciencia intenta profundizar y que a veces llevan a senderos insospechados y sorprendentes”.

El lector se desplaza entre el mundo de la filosofía y la ciencia para llegar al punto medio, que es donde se encuentra la psicología. El trabajo de Vicente Mínguez en El vuelo del peregrino le deja absorto y encantado con esas teorías de universos paralelos y psicología. Resulta imposible no vivir con Adyton sus propias paranoias y alucinaciones, pues a través de ellas se admira la complejidad del cerebro, lo fascinante que es la mente humana. La realidad no es lo que el cerebro hace creer; la mente fabrica, crea y traiciona si es necesario. Su misión consiste en hacer sobrevivir a las personas y no importa lo que tenga que hacer para conseguir tal cosa. Y este tema es tan adictivo que la lectura deriva en satisfacción, ya que, al mismo tiempo, juega con la psicología del lector también. Le hace creer que la historia va sobre una cosa para sorprenderle al final con algo totalmente diferente. Y no se puede ignorar el valor inmenso de una obra que tiene la capacidad de dejar boquiabierto al público.Respeto a sus nuevos proyectos, el autor seguirá combinando el mundo audiovisual con la producción de un documental y su afición literaria.

    “Estoy trabajando desde hace meses en una nueva novela que mantendrá el tono de misterio y suspense. De alguna manera, engarza con El vuelo del peregrino en cuanto al carácter narrativo y al trasfondo de algunas nociones. Quizá la nueva novela tenga más de incertidumbre que de suspense, pero ambos conceptos estarán presentes en el argumento”.

El libro puede adquirirse tanto en formato digital como en papel a través de El Corte Inglés, Amazon, Agapea y La Casa del Libro, entre otros.

LA INFORMACIÓN (diario digital)

«El vuelo del peregrino», de Vicente Mínguez La información.

Tras adentrarse en el ámbito audiovisual en la piel de guionista, director y realizador, Vicente Mínguez se pasa a la literatura con El vuelo del peregrino, un thriller psicológico que promete altas dosis de acción trepidante. Adyton Corbán es un hombre casado de 39 años que trabaja como asesor en una consultora financiera. Cansado de su tedioso empleo, una mañana decide escapar para dar un reconfortante paseo por la ciudad. Lo que no podía imaginar era que el encuentro en un café con una extraña vagabunda iba a cambiar su futuro por siempre. Poco después de verla, Adyton comienza a sufrir una especie de alucinaciones que le hacen intercambiar su cuerpo con el de otro hombre, una persona totalmente contraria a él. Su único objetivo ahora no es escapar de la rutina, sino averiguar qué le ha llevado a esa desesperante situación que amenaza su matrimonio, su trabajo y su cordura.

Vicente Mínguez nos presenta el repentino descenso de un tipo normal que se ve empujado a salir de su confortante despacho a la guerra en Afganistán. De la mano del protagonista, vamos conociendo las historias de los diferentes personajes, historias que enganchan, que poseen tantos matices como la propia realidad. Nos dejamos llevar por las inexplicables situaciones que vive Adyton, nuestro narrador, el cual nos encandila al tiempo que nos mantiene en vela por desentrañar el secreto de la trama. Formulamos conjeturas, nos hallamos en pleno aprendizaje como él. Partimos de su mismo folio en blanco, una hoja en la que debemos ir apuntando nuestras premisas, los actantes y los hechos. Todo debe estar conectado por algún elemento que se escapa a la razón, pero ¿cuál es?

Los instantes, los secretos se amontonan y precipitan haciéndonos entrar en una espiral de la que no podemos salir. Es más, no queremos salir. Vicente Mínguez nos coloca en mitad de un misterio que debemos desentrañar y nos atrapa en ese laberinto antes de que podamos darnos cuenta. Como buen guionista, el autor maneja los tiempos con soltura, repartiendo la información y las pistas en un esquema compacto que nos transporta de la primera a la última página con hechizo. Hace crecer el interés cada vez más, sin puntos que flaqueen o tiren la historia por tierra. Sus habilidades literarias son innegables. El vuelo del peregrino mantiene en sus páginas un nivel sobresaliente, con descripciones amplias y tremendamente visuales que nos sitúan perfectamente en todo momento. No hay hastío o cansancio al viajar de una historia a otra, puesto que el libro tiene un rumbo claro y firme.

Precisamente, la novela mezcla dos existencias opuestas para convertir el relato en un pensamiento más complejo y recordarnos que vivimos en una montaña rusa. Vamos arriba y abajo, después todo queda del revés para recobrar la estabilidad más adelante. La novela es un reflejo de la vida: nunca se sabe lo que va a pasar, hacia dónde llevan los caminos ni hasta qué punto la elección de ese camino es libre. Con cierta frecuencia, suceden imprevistos que interfieren en la normalidad del día a día. Hay luz, hay oscuridad; bien y mal. El mundo parece estar construido sobre fuerzas opuestas que a veces derivan en caos y otras en equilibrio. No puede darse nada por hecho, las cosas no salen siempre como anhelamos y hasta un plácido paseo tiene consecuencias en esa balanza. Un simple click basta para hacer tambalear la cuerda que se halla bajo nuestros pies.

Y en la inestabilidad, los recuerdos nos amarran paradójicamente a la realidad, manteniendo a flote el juicio. Si bien el tiempo, la distancia y la propia memoria pueden desvirtuar la realidad, pues esta no es más que nuestra propia versión de la misma. “La percepción de las cosas, de las sensaciones y de todo lo que conforma la realidad no deja de ser una vivencia individual que solo puede validarse parcialmente”. De esta manera, ¿guardamos en nuestra mente las cosas como fueron o como creemos que sucedieron? No hay más prueba de un hecho que la mera creencia en un recuerdo, en que eso ha ocurrido de verdad. Por ello, cada trama del relato nos plantea más y más dudas. El protagonista no volverá a tener seguridad hasta que consiga averiguar qué sucede –y nosotros tampoco–.

Nos desplazamos entre el mundo de la filosofía y la ciencia para llegar al punto medio, que es donde se encuentra la psicología. El trabajo de Vicente Mínguez en El vuelo del peregrino nos deja absortos y encantados con esas teorías de universos paralelos y psicología. Resulta imposible no vivir con Adyton sus propias paranoias y alucinaciones, pues a través de ellas admiramos la complejidad del cerebro, lo fascinante que es la mente humana. La realidad no es lo que el cerebro nos hace creer; la mente fabrica, crea y traiciona si es necesario. Su misión consiste en hacernos sobrevivir y no importa lo que tenga que hacer para conseguir tal cosa. Y este tema es tan adictivo que la lectura deriva en satisfacción, ya que, al mismo tiempo, juega con nuestra psicología también. Nos hace creer que la historia va sobre una cosa para sorprendernos al final con algo totalmente diferente. Y no se puede ignorar el valor inmenso de una obra que tiene la capacidad de dejarte boquiabierto.

RESEÑAS – MENCIONES 

ENTREVISTAS

MARÍA OSORIO.  (Varios medios)

Buenos días, Vicente. En El vuelo del peregrino, Adyton Corbán (protagonista) comienza a vivir situaciones extrañas que le hacen saltar de su tranquila rutina a la guerra en Afganistán. ¿Cómo fue el proceso de construcción de esos dos mundos? ¿Por qué elegiste esos escenarios específicamente?

Los escenarios de la novela están elegidos después de una celosa labor de documentación. Buscaba emplazamientos que escoltasen al protagonista en su periplo, pero que también formaran parte de él mismo de alguna manera, como una continuación de lo que después irá desvelando la narración.

Quería acompañar el desafío al que se enfrenta Corbán mediante lugares que reflejaran la oposición entre dos realidades, cercanas físicamente, pero alejadas en su concepción más íntima o en su forma de ver, sentir y enfrentarse a la vida. Por eso, en primer lugar, construí la historia en la frontera, además de en la propia ciudad de residencia del protagonista. Seleccioné la frontera que se encuentra entre México y Estados Unidos, en el paso entre Eagle Pass y la población de Piedras Negras, por ser un escenario novedoso que reunía todas las características simbólicas y físicas que sustentan los pilares de lo que acontecerá en la historia y que no encontré en otro lugar.

La frontera que aparece en la novela no es solo física, también se expande a lo largo de las páginas a través de otras fronteras psicológicas, sociales, médicas, científicas, culturales, económicas o vitales. Afganistán es un escenario que forma parte de esas otras fronteras que no son solo físicas; es un lugar enfrentado en la distancia a la ciudad en la que vive el protagonista, una ciudad occidental en la que no se han producido desde hace muchos años conflictos bélicos abiertos, al contrario de lo que ocurre en el país asiático, donde la guerra ha sido una constante a lo largo de su historia. Adyton se verá inmerso de repente en medio de la violencia de todo tipo que genera la guerra. Ese conflicto existe también en su interior y se manifiesta de maneras tan extrañas como el camino que debe recorrer, siempre al filo de la verdad, para encontrar respuestas y una solución.

Aparentemente, Adyton sufre fuertes alucinaciones que le llevan a pensar que está perdiendo la razón, aunque todo eso nos descubrirá un trasfondo aún más apasionante después. ¿Te has inspirado en algún caso real para crear al protagonista?

Sí, así es. Existen casos como el que se describe en la novela y muchos otros igual de sorprendentes que me sirvieron de inspiración, aunque esta vez lo que he hecho ha sido agrupar diferentes sucesos reales en un mismo sujeto, tiempo y lugar. De hecho, mucho de lo que aparece en la novela —tanto las cuestiones científicas, como las médicas o las culturales— está tomado de situaciones, investigaciones o acontecimientos reales, a pesar de que puedan parecer casi fantásticos.

En El vuelo del peregrino, hay escenas y descripciones tremendamente audiovisuales, cinematográficas. ¿Has tomado alguna referencia para escribir el libro?

Es cierto lo que apuntas y es algo que estaba planificado desde el principio. Quería que algunas escenas tuvieran un estilo cinematográfico porque lo consideraba necesario para capturar un determinado carácter dramático en ciertas situaciones. En otros momentos, utilizo un tono más reflexivo para enfatizar algunos conceptos, pero que se manifiestan de una manera consecuente con la historia, con el argumento y con lo que es una narración literaria de suspense. En cualquier caso, el lenguaje cinematográfico también ha bebido, de una u otra forma, del literario. El trasvase entre ambos géneros ha sido una constante desde que apareció el cine.

En cuanto a lo que preguntas sobre las referencias cinematográficas, te diré que no he tomado ninguna en concreto o las he tomado todas. Me refiero a que apliqué determinadas técnicas y conceptos del cine o del audiovisual para crear mayor verosimilitud y dramatismo a pasajes en los que consideré que era necesario hacerlo para describir acciones y acontecimientos, o transmitir sensaciones y estados de ánimo cuando lo que sucede es algo imprevisto, incontrolado, violento, casi caótico.

El booktrailer podría proyectarse perfectamente en una sala de cine. ¿Lo has realizado tú?

Sí. Como te comenté antes, además de dedicarme a la literatura soy guionista y realizador audiovisual. Comencé escribiendo y también trabajo en la realización, creación de guiones y la dirección audiovisual. Cuando se planteó la necesidad de hacer un booktrailer que recogiera la esencia de El vuelo del peregrino quise encargarme personalmente. Elegí un estilo conceptual y abierto, pero que fuera fiel a lo que se narra en la novela y a cómo se narra. La ambigüedad del relato está plasmada en las imágenes, así como los diferentes ritmos narrativos que se dan en la novela. Decidí no incluir ningún texto en la primera versión, como se hace habitualmente, porque quería aunar los dos lenguajes, el audiovisual y el literario, por medio de la evocación entre uno y otro. Trato de que la imagen describa el texto, igual que el texto de la novela evoca imágenes al leerlo. De alguna manera, es un prólogo de la propia novela, en la que se señalan continuamente elementos contrapuestos, pero que forman parte de un mismo referente o de una misma realidad, como el espacio de tierra separado artificialmente por una frontera. En El vuelo del peregrino las fronteras son un símbolo de la situación en la que se ve envuelto el protagonista y que aparece también en otros enclaves, acontecimientos y personas.

La Psicología cobra mucha importancia dentro de la historia, incluso el propio Adyton intenta buscar una explicación racional a su situación acudiendo a profesionales. ¿Cómo ha sido el proceso de documentación? ¿Siempre te ha apasionado la Psicología o simplemente era necesaria para la novela?

El trabajo de documentación fue muy arduo. Se han amontonado en la cámara de fotos, en la de vídeo y en el ordenador cientos, quizá miles, de documentos, fotografías, entrevistas, enlaces o vídeos. Solo la labor de organización de todo ese material ha supuesto muchos meses de trabajo. Quería ser muy escrupuloso en cuanto a todo lo que se describe en la novela y la implicación que tiene en el desarrollo de la historia.

Desde el primer momento, el aspecto psicológico fue la base sobre la que quería construir los cimientos de la historia. Era algo que me intrigaba desde hacía tiempo. De hecho, escribí el borrador inicial al amparo de un planteamiento y un desenlace en el que la percepción psicológica permitiera indagar en lo que conocemos de la mente humana, del cerebro y de su funcionamiento. A partir de ahí, se abrieron otros caminos en los que la ciencia intenta profundizar y que a veces llevan a senderos insospechados y sorprendentes.

Día a día avanzamos en su comprensión, pero cada paso abre otros muchos interrogantes. Por ejemplo, algunos neurobiólogos especulan con que el cerebro funciona sobre parámetros cuánticos; este hecho, de ser cierto, tendría unas increíbles repercusiones en nuestra comprensión de la consciencia, de la individualidad, de lo que nos hace seres racionales y el lugar que ocupamos en la naturaleza del cosmos. Es por eso por lo que la física entra en juego también en esta novela, aunque se trate de una novela de suspense.

El cerebro humano es un órgano extraño, que en la mayoría de las ocasiones funciona de manera autónoma, lejos del control del que creemos que somos depositarios. La medicina trata de comprender la razón de este funcionamiento y se han dado grandes avances en este sentido. Muchos de ellos están recogidos en algunos pasajes de la novela, que pueden abrir, dependiendo de cada cual, otras reflexiones de carácter teórico, filosófico o trascendental después de terminar la novela.

Además de en el ámbito psicológico, El vuelo del peregrino se mueve entre teorías sobre universos paralelos. ¿Crees que se puede viajar a otros mundos a través de agujeros de gusano u otros portales?

En El vuelo del peregrino algunos personajes están relacionados con la física teórica y eso obliga al protagonista a indagar en ese sentido. De la misma manera, acometo la información sobre la que trabajo o aquellos asuntos que me interesan. En el caso de la ciencia en general y de los universos paralelos en particular, pienso que no es una cuestión de creer, se trata de encontrar evidencias, de conocer, descubrir y acercarse en lo posible a lo que es cierto. Por lo que sé, por lo que he estudiado y por lo que los especialistas en la materia exponen (físicos, astrónomos o matemáticos), la existencia de universos paralelos es una posibilidad cierta y factible. Otras dimensiones y universos explicarían determinadas incongruencias para las que la física tradicional no tenía respuesta. La gravedad o la realidad cuántica pueden ser explicadas en base a la existencia de esas dimensiones y universos alternativos. Muchos modelos matemáticos también apoyan esa posibilidad. El propio Einstein especuló en este sentido, además de Hawkins, Penrose y muchos otros grandes científicos que lo hacen en la actualidad. Hoy se va mucho más allá cada día y ya se habla de una realidad holográfica o de multiversos cíclicos, por poner algunos ejemplos sorprendentes.

Puede ocurrir que la verdad sea finalmente algo mucho más sencillo, pero muy alejado de lo que sabemos hoy. No queda más remedio que seguir indagando y especular sobre ello, es el primer paso para la investigación.

¿Qué película y qué libro te han marcado más en la vida? ¿Por qué?

Cada película, como cada libro, cada pieza musical, cada cosa que hacemos, nos marca de una manera u otra. Es el proceso de la vida. No te podría decir cuál me ha marcado más hasta este momento ni la razón concreta porque cada una de esas películas, libros o músicas las recuerdo de una manera particular y varían con el tiempo. Tal vez, sería más honrado por mi parte decir que hay algunas películas y algunos libros que los recuerdo con más pasión que otros. La isla del tesoro, Robinson Crusoe, El siglo de las luces, La colmena, El escarabajo de oro, Mujeres, Los asesinos del tiempo o El palacio de la luna están entre esas pasiones literarias; incluso El paraíso perdido, de Milton. En cuanto a las películas, podría señalar desde Banda aparte, La noche americana o Los santos inocentes hasta Terminator o Salvar al soldado Ryan, pasando por películas de Dreyer, Kubrick, Almodóvar, Amenábar, Cuarón… Además de casi cualquier documental. Soy muy ecléctico y curioso en este sentido, no deshecho casi nada. Por ponerte un ejemplo, ahora mismo estoy leyendo a Néstor Sánchez y a Manuel Longares, y acabo de terminar un libro fascinante y difícil de encontrar llamado Historia general de los robos y asesinatos de los más famosos piratas, atribuido a Daniel Defoe.

Tus trabajos profesionales se centran principalmente en el sector audiovisual. ¿Prefieres escribir guiones o libros? ¿Qué te aporta cada uno de ellos?

Escribir guiones es un paso previo para llegar a otro lugar (una película, una obra audiovisual, etc.), mientras que un libro es un todo en sí mismo, sin necesidad de nada ni de nadie más para llevarlo a cabo. Con el libro, puedes crear cualquier realidad, cualquier situación y un número casi infinito de personajes y escenarios. De alguna manera, eres más libre. En el guion, tienes que tener en cuenta las posibilidades presupuestarias y técnicas; lo que puedes hacer está limitado por muchos condicionantes, pero esas cortapisas también te obligan a una determinada disciplina de la que disfruto mucho. Creo que ambos me producen la misma satisfacción. Yo diría que me decido por uno u otro dependiendo del ánimo que tenga en el momento de ponerme con un trabajo, además de las posibilidades materiales, claro está.

Hablando de guiones, estás preparando un largometraje documental. ¿Nos puedes dar algunas pistas o pinceladas sobre su argumento?

Me apasiona todo lo que de sorprendente tiene el mundo, la vida, el ser humano, la naturaleza… El documental tratará sobre uno de esos misterios que, por otra parte, no lo es; uno con el que estamos relacionados todos los seres vivos y que vamos a mostrar desde diferentes puntos de vista a cada cual más llamativo, misterioso o intrigante, y donde la ciencia, la historia, la experiencia y las creencias se unirán para ofrecer una visión global del mismo. Dejaremos también espacio para la especulación y las curiosas posibilidades que la ciencia teórica abre para ese hecho ineludible por el que pasan todos los seres vivos. Desde el punto de vista visual y narrativo, el documental tendrá también una parte de ficción basada en la realidad, pero mostrada de manera completamente subjetiva y fuera de forma, como un collage adosado que teje una historia y que acompañará puntualmente el relato puramente divulgativo.

Después de El vuelo del peregrino, ¿estás trabajando en otra novela?

Sí, estoy trabajando desde hace meses en una nueva novela que mantendrá el tono de misterio y suspense. De alguna manera, engarza con El vuelo del peregrino en cuanto al carácter narrativo y al trasfondo de algunas nociones. Quizá la nueva novela tenga más de incertidumbre que de suspense, pero ambos conceptos estarán presentes en el argumento.

Es una aventura urbana que, sin embargo, podría desarrollarse en espacios abiertos, en paisajes desolados por los comportamientos y actitudes de los personajes que rodean a los protagonistas. Estos recorrerán esos lugares para desentrañar secretos de los que no son conscientes hasta que se resuelven determinadas situaciones; unas mundanas y otras que parecen ir más allá de lo puramente material. Todo converge en un punto y nada será lo que parece.

ENTREVISTA DE RAQUEL AGUERO. (Varios medios)

«El vuelo del peregrino», una novela de fronteras geográficas, personales y vitales.

Entrevistamos al autor Vicente Mínguez, periodista, guionista y realizador audiovisual que tras ser autor de varias obras divulgativas ha decidido dar el salto al género de la novela con El vuelo del peregrino, un thriller que lleva al lector a adentrarse en la vida del protagonista de la historia que de la noche a la mañana comienza a comportarse de manera extraña a como lo había hecho hasta el momento.

Raquel Aguero: Vicente, ¿cómo empezaste a escribir?

Vicente Mínguez (VM): Recuerdo escribir desde siempre, como le ocurre a muchos autores. Desde muy joven creaba historias que guardaba para mí o para compartir con amigos y familiares. Con el paso de los años trabajé en medios de comunicación, lo que me permitió seguir escribiendo y publicando relatos, artículos y reportajes. Además, por mi profesión como guionista y realizador en medios audiovisuales, no he dejado de escribir, desde ficción hasta textos de carácter científico o histórico para documentales. Todo eso, en mi caso, me ha permitido experimentar para estructurar historias que presentan y analizan situaciones, hechos o acontecimientos de una manera argumental.

RA: ¿Qué van a encontrar los lectores en El vuelo del peregrino?

VM: Sobre todo una novela de suspense, de misterio, con elementos del thriller, en la que también están presentes pasajes de acción y otros más reflexivos. Fundamentalmente, planteo un desafío que debe ser resuelto por el protagonista, cuando, por una razón desconocida, es arrancado del tranquilo entorno en el que vive y tiene que sobrevivir en otro violento y cruel, alejado física y moralmente del que conocía. La lucha por regresar y desentrañar el porqué de lo que ocurre le harán plantearse la esencia del “yo” o de la consciencia. También tendrá que enfrentarse con la intolerancia, la crueldad y la violencia en igual medida que al amor, a la amistad o a la lealtad. Todo ello, tendrá que replanteárselo sin él quererlo. Se convierte así en un peregrino en busca de respuestas y de un regreso que por momentos parece inalcanzable.

Se podría también definir como una novela de frontera, no sólo porque algunos de sus escenarios principales se sitúen en una frontera política, sino también porque se plantean fronteras físicas, geográficas, culturales, económicas, sociales, científicas, morales… Incluso, las propias situaciones y acontecimientos que se narran se convierten en una frontera más, pues, aunque se trata de una novela de ficción, está inspirada en acontecimientos y situaciones reales, pese a que a veces no lo parezca. Esa tenue línea que separa dos aspectos antagónicos de una misma cuestión se convierte, en el fondo, en la principal frontera por la que transitan el protagonista y los personajes.

RA: ¿Qué nos puedes contar de los personajes?

VM: La novela está escrita en primera persona. Casi en su totalidad está narrada desde el punto de vista del protagonista, aunque interviene también otra voz en dos momentos puntuales, pero decisivos. A través del protagonista conocemos a personajes con los que tiene que relacionarse a su pesar y que le permitirán encontrar las respuestas a las vicisitudes y enigmas a los que se enfrenta. Todos ellos serán peldaños en los que se apoye para avanzar, aunque unos sean cercanos y amistosos y otros fríos, peligrosos o amenazadores. Casi todos los personajes cambian a lo largo de la novela en sentido divergente, sin posibilidad de elección, obligados por el propio suceso que desencadena los acontecimientos posteriores. Algunos de esos personajes tienen una aparición fugaz, pero son determinantes para cambiar la perspectiva sobre la que se plantean ciertas cuestiones y situaciones que crean giros inesperados, pero enlazados a lo largo del texto, a pesar de que parezca en un primer momento sucesos aleatorios sin conexión. En este sentido, surgen indicios en donde parece no haberlos y se hacen evidentes en el transcurso de la narración.

RA: ¿Tienes algún proyecto literario más en mente?

VM: Sí, de hecho estoy trabajando desde hace meses en una nueva novela. Mantendrá el tono de misterio y suspense. De alguna manera, engarza con El vuelo del peregrino en cuanto al carácter narrativo. Quizá la nueva novela tiene más de incertidumbre que de suspense, pero ambos conceptos están presentes en el argumento. Es una aventura urbana que, sin embargo, podría desarrollarse en espacios abiertos, recorridos por los personajes en busca de respuestas a un secreto del que no son conscientes hasta que resuelven determinadas situaciones; unas mundanas y otras que parecen ir más allá de lo puramente material. Todo converge en un punto y nada será lo que parece.

RA: ¿Qué le dirías a los lectores para que leyes en El vuelo del peregrino?

VM: Recomendar a un lector que lea un determinado libro siempre es un ejercicio arriesgado. Además, como autor de la novela, intentar “convencer” de la lectura de mi propia obra se me hace una tarea muy complicada, en la que en la mayoría de las ocasiones fracasaría. Desde ese punto de vista, no tendría la objetividad para expresar lo que de bueno o malo tenga su lectura.

Tal vez, lo único que puedo añadir a lo ya comentado anteriormente —de la manera más imparcial y desapasionada de la que soy capaz—, es que El vuelo del peregrino es una novela que se puede leer desde diferentes perspectivas. Tiene un argumento de novela de suspense o misterio, acompañado con un trasfondo relativamente oculto más profundo que no empaña una lectura fluida, según estiman las personas que hasta ahora la han leído. Creo que son ellos, los lectores, los que mejor pueden expresar con sus comentarios o ideas la conveniencia de la lectura de El vuelo del peregrino. Siempre los escucho o leo a todos atentamente y valoro sus opiniones, sean positivas o negativas.

contacto: vicente@vicenteminguez.com

Disponible en ebook e impresión (Edición original)

contacto: vicente@vicenteminguez.com

Televisión 

LA INFORMACIÓN (diario digital)

«El vuelo del peregrino», de Vicente Mínguez La información.

Tras adentrarse en el ámbito audiovisual en la piel de guionista, director y realizador, Vicente Mínguez se pasa a la literatura con El vuelo del peregrino, un thriller psicológico que promete altas dosis de acción trepidante. Adyton Corbán es un hombre casado de 39 años que trabaja como asesor en una consultora financiera. Cansado de su tedioso empleo, una mañana decide escapar para dar un reconfortante paseo por la ciudad. Lo que no podía imaginar era que el encuentro en un café con una extraña vagabunda iba a cambiar su futuro por siempre. Poco después de verla, Adyton comienza a sufrir una especie de alucinaciones que le hacen intercambiar su cuerpo con el de otro hombre, una persona totalmente contraria a él. Su único objetivo ahora no es escapar de la rutina, sino averiguar qué le ha llevado a esa desesperante situación que amenaza su matrimonio, su trabajo y su cordura.

Vicente Mínguez nos presenta el repentino descenso de un tipo normal que se ve empujado a salir de su confortante despacho a la guerra en Afganistán. De la mano del protagonista, vamos conociendo las historias de los diferentes personajes, historias que enganchan, que poseen tantos matices como la propia realidad. Nos dejamos llevar por las inexplicables situaciones que vive Adyton, nuestro narrador, el cual nos encandila al tiempo que nos mantiene en vela por desentrañar el secreto de la trama. Formulamos conjeturas, nos hallamos en pleno aprendizaje como él. Partimos de su mismo folio en blanco, una hoja en la que debemos ir apuntando nuestras premisas, los actantes y los hechos. Todo debe estar conectado por algún elemento que se escapa a la razón, pero ¿cuál es?

Los instantes, los secretos se amontonan y precipitan haciéndonos entrar en una espiral de la que no podemos salir. Es más, no queremos salir. Vicente Mínguez nos coloca en mitad de un misterio que debemos desentrañar y nos atrapa en ese laberinto antes de que podamos darnos cuenta. Como buen guionista, el autor maneja los tiempos con soltura, repartiendo la información y las pistas en un esquema compacto que nos transporta de la primera a la última página con hechizo. Hace crecer el interés cada vez más, sin puntos que flaqueen o tiren la historia por tierra. Sus habilidades literarias son innegables. El vuelo del peregrino mantiene en sus páginas un nivel sobresaliente, con descripciones amplias y tremendamente visuales que nos sitúan perfectamente en todo momento. No hay hastío o cansancio al viajar de una historia a otra, puesto que el libro tiene un rumbo claro y firme.

Precisamente, la novela mezcla dos existencias opuestas para convertir el relato en un pensamiento más complejo y recordarnos que vivimos en una montaña rusa. Vamos arriba y abajo, después todo queda del revés para recobrar la estabilidad más adelante. La novela es un reflejo de la vida: nunca se sabe lo que va a pasar, hacia dónde llevan los caminos ni hasta qué punto la elección de ese camino es libre. Con cierta frecuencia, suceden imprevistos que interfieren en la normalidad del día a día. Hay luz, hay oscuridad; bien y mal. El mundo parece estar construido sobre fuerzas opuestas que a veces derivan en caos y otras en equilibrio. No puede darse nada por hecho, las cosas no salen siempre como anhelamos y hasta un plácido paseo tiene consecuencias en esa balanza. Un simple click basta para hacer tambalear la cuerda que se halla bajo nuestros pies.

Y en la inestabilidad, los recuerdos nos amarran paradójicamente a la realidad, manteniendo a flote el juicio. Si bien el tiempo, la distancia y la propia memoria pueden desvirtuar la realidad, pues esta no es más que nuestra propia versión de la misma. “La percepción de las cosas, de las sensaciones y de todo lo que conforma la realidad no deja de ser una vivencia individual que solo puede validarse parcialmente”. De esta manera, ¿guardamos en nuestra mente las cosas como fueron o como creemos que sucedieron? No hay más prueba de un hecho que la mera creencia en un recuerdo, en que eso ha ocurrido de verdad. Por ello, cada trama del relato nos plantea más y más dudas. El protagonista no volverá a tener seguridad hasta que consiga averiguar qué sucede –y nosotros tampoco–.

Nos desplazamos entre el mundo de la filosofía y la ciencia para llegar al punto medio, que es donde se encuentra la psicología. El trabajo de Vicente Mínguez en El vuelo del peregrino nos deja absortos y encantados con esas teorías de universos paralelos y psicología. Resulta imposible no vivir con Adyton sus propias paranoias y alucinaciones, pues a través de ellas admiramos la complejidad del cerebro, lo fascinante que es la mente humana. La realidad no es lo que el cerebro nos hace creer; la mente fabrica, crea y traiciona si es necesario. Su misión consiste en hacernos sobrevivir y no importa lo que tenga que hacer para conseguir tal cosa. Y este tema es tan adictivo que la lectura deriva en satisfacción, ya que, al mismo tiempo, juega con nuestra psicología también. Nos hace creer que la historia va sobre una cosa para sorprendernos al final con algo totalmente diferente. Y no se puede ignorar el valor inmenso de una obra que tiene la capacidad de dejarte boquiabierto.

Firma de ejemplares

Para los interesados en que el autor les firme la novela, pueden enviar un correo electrónico a vicente@vicenteminguez.com. Con mucho gusto les indicaremos los próximos lugares en los que el autor firmará ejemplares.